Hace tiempo ya que los unicornios están de moda. Ahora, sumándose al zoológico emprendedor aparecieron las un poco más mundanas cucarachas.
Si los unicornios son esas empresas que se convierten de un día para el otro en gigantes a la Uber, Snapchat y Evernote, las cucarachas son las empresas que, según la definición de Adam Draper , unos de los Founders de Boost VC, están compuestas de “resourceful founders who survive no matter what. Their competition ignores them but fears they enter their space. They are nocturnal, good at adapting to their environment and good at collective decision making.”
O sea, las cucarachas son las startups con un modelo de negocio sostenible, que crecen de forma progresiva, con una estructura de costos y recursos razonable y son relativamente independientes del capital externo. Es decir, una empresa construida con mesura y sentido común.
Y hablando de sentido común, un comentario más que acertado de Richard Hughes-Jones acerca de las cucarachas: “are these not words we would use to define any good entrepreneurs that have built a sustainable business? The differentiation is not clear. What troubles me more is that we now appear to have a word for any business that is built on the basis of enduring value and sustainable competitive advantage. We shouldn’t need a word for this, it’s Business 101.”
Pero claro, tanto los unicornios como las cucarachas surgen en un país como Estados Unidos, donde la abundancia material y económica permite cierto grado de irracionalidad.
Por eso, claramente los emprendedores argentinos (y por extensión los del resto de América Latina por tener contextos similares) son cucarachas: construyeron empresas con cierto grado de resiliencia por haber nacido en contextos de incertidumbre casi permanente, saben manejarse en contextos de crisis por ser éstas recurrentes y son financieramente autosuficientes por la escasez de capital de inversión.
Como ejemplo de la irracionalidad de los unicornios basta citar a una frase publicada en una nota de Business Insider de una fuente sin identificar de Evernote (que a pesar de estar valuada como un unicornio todavía no muestra signos de rentabilidad): “the focus on revenue now has to be a ruthless prioritization on things that make money.”
Cuándo fue la última vez que un emprendedor con el mínimo de sentido común no se preocupó por “las cosas que traen plata”? Especialmente si tiene empleados, alquila una oficina y tiene una familia que sostener.
Si en Estados Unidos abunda la irracionalidad, y acá sobra el sentido común, me pregunto cómo es que todavía los VCs de allá no miran para acá. Pero después pienso que mejor que sea así, porque si con los VC viene la irracionalidad, para eso tenemos la política.
Foto: Justin Dolske