En el ámbito de las startups se habla mucho del error. Frases famosas que repiten muchos como mantra es “fail early, fail often” o “fail fast, fail often” que es el nombre de un libro. No hay referente de la industria, incluyendo inversores, que no pondere el error como fuente de aprendizaje.

Pero no todos los errores son iguales, no todos son deseables y no todos ofrecen una oportunidad de aprendizaje.

“Apreciar los errores nos ayuda a vencer el miedo a cometerlos, permitiéndonos tomar riesgos”, escribe Eduardo Briceño en un artículo donde hace una muy interesante tipificación de los errores y los divide en cuatro categorías.

los cuatro tipos de errores

Si bien él explica los diferentes tipos de errores en el ámbito de la educación, sus conclusiones son totalmente trasladables al mundo de las empresas y las startups.

Los cuatro tipos de errores son:

  • Stretch mistakes: los que ocurren cuando salimos de nuestra zona de comfort y entramos en terreno desconocido haciendo cosas que nunca hicimos antes, aprendiendo mientras hacemos. En estas situaciones los errores que cometemos son una fuente de aprendizaje. El solo hecho de salir de nuestra zona de comfort ya representa un espacio de aprendizaje en sí mismo.
  • Aha-moments: en este caso, no es que hayamos cometido un error. El resultado que obtenemos es lo que buscábamos, pero cuando terminamos nos damos cuenta de que había una forma mejor de hacerlo. Por ejemplo, pedir un pago por adelantado y otro al entregar el producto, en vez de pagos parciales durante todo el proyecto para reducir riesgos. Este tipo de errores ocurren cuando el error nos “ilumina” y aprendemos cosas que no hay que hacer la próxima vez.
  • Errores de descuido: estos nos pasan a todos y suelen ocurrir en tareas repetitivas o cuando estamos en modo “piloto automático”. De estos errores no podemos aprender, a menos que se conviertan en Aha-moments. Por ejemplo, si cometemos muchas veces el mismo error por falta de atención podemos descubrir formas de hacer mejor las cosas, o buscar técnicas que nos ayuden a mejorar la manera en que realizamos la tarea.
  • Errores de alto riesgo: no sólo no aprendemos de éstos, sino que tenemos que poner en marcha procesos para que éstos no ocurran, por ejemplo un piloto de avión. O pensando en situaciones menos extremas, una presentación a inversores o una reunión de ventas importante también son situaciones de alto riesgo. En estos casos, es importante tomar medidas para que no ocurran errores de descuido. Pero si en esta situación ocurren errores porque no es algo que hagamos con frecuencia, lo más probable es que cometamos “stretch mistakes” de los cuales sí podemos aprender. Y mucho.

Cómo aprender de los errores

Pero aprender de los errores no es tan fácil como parece, tenemos que tener la flexibilidad y la apertura para hacerlo.

Algo que ayuda mucho es no tomar los errores como problemas a evitar, sino ver qué podríamos haber hecho diferente, o qué podemos aprender de lo que pasó.

Las reuniones de «post-mortem» que se hacen en las metodologías ágiles, donde al finalizar el proyecto el equipo se reune a repasar qué pasó para ver qué lecciones se pueden aprender, son un ejemplo del uso del error.

Por eso, si bien no todos los errores ofrecen una oportunidad de aprendizaje, la actitud que tengamos frente éstos siempre va a hacer la diferencia.

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