En nuestro trabajo con emprendedores encontramos dos tipos:
- El que piensa en el proyecto
- El que piensa en el producto
Cada una de estas tipologías tiene actitudes diferentes hacia su emprendimiento, con un impacto claro en los resultados.
La actitud hacia el producto
El emprendedor que piensa en el proyecto suele pensar que lo que hizo no sirve, que “hay que tirarlo abajo y volver a hacerlo”. Literalmente, es lo que nos suelen decir. Lo más interesante es que en la mayoría de los casos sólo necesitan algunos ajustes en el producto o en la estrategia. Este tipo de emprendedor siempre cree que hay una forma mejor de hacer lo que hace, por eso suelen ser permeables (a veces demasiado) a cualquier idea que los ayude a alcanzar sus objetivos. Por eso, lo que necesitan es foco y ser selectivo a la hora de escuchar opiniones ya que no todas tienen el mismo peso.
En el otro extremo, está el emprendedor que piensa en el producto. En este caso, están enamorados de las manifestaciones físicas de su idea y toda observación o comentario suele ser justificada con una explicación. Es habitual que tengan poca flexibilidad y predisposición al cambio y, al contrario de lo que pasa con el otro tipo de emprendedor, suelen necesitar bastante trabajo para tener un producto que se acerque a satisfacer las necesidades del mercado.
Este tipo de emprendedor lo que necesita es flexibilidad, desarrollar la capacidad de escucha, y acercarse más a su mercado.
Dicho de otra manera, el emprendedor que piensa en el proyecto piensa en la idea, mientras que aquel que piensa en el producto está enceguecido por enamorado de la manifestación física de su idea.
El impacto en los resultados
En nuestra experiencia, los emprendedores enamorados de su proyecto son los que tienen más éxito y suelen llegan más lejos. ¿Por qué? Porque tienen una visión. Todo tipo de feedback, desde quejas de los usuarios hasta el uso de analytics, alimenta esa vision. Entonces, son capaces de expandir y modificar la manifestación física del producto en pos del proyecto.
En cambio, los emprendedores enamorados de su producto suelen recorrer poca distancia y quedar estancados.Su visión no va más allá del producto.
Es, por lo recientemente mencionado que es fundamental entender que el producto es solamente la manifestación física de la visión y que teniendo la visión clara, es natural que la manifestación física vaya sufriendo cambios durante la vida del proyecto. Esto no solamente es natural, sino necesario para la subsistencia y éxito del producto.
En otras palabras, esto es lo que los budistas llaman desapego.
Foto: Steven Bornholtz